El 19 de octubre de 1987, el mercado de valores de NuevaYork se desplomó: el Dow cayó un asombroso 22,6%, la mayor pérdida porcentual diaria de su historia. Fue incluso mayor que el desplome bursátil de 1929, justo antes de la Gran Depresión.
Desde entonces no hubo una caída tan grande en términos porcentules, ni tras los atentados del 11 de septiembre ni en la crisis financiera de 2008.
Aquel día de 1987, mientras las cámaras rodaban en el frenético parqué de la bolsa de Nueva York, los precios en la pantalla se desplomaron, cundió el pánico y la caída se agravó.
Al cierre, el Dow se situaba en 1.738,74 puntos, 508 menos que al arranque. Y el S&P 500 cayó un 20,3%.
¿Cuál fue la causa? El recrudecimiento de las hostilidades en el golfo Pérsico, el miedo a la subida de los tipos de interés, un mercado alcista de cinco años sin correcciones significativas y una negociación informatizada que aceleró las ventas y alimentó el frenesí entre los operadores humanos.
Fue el pánico, y eso es lo que diferencia un estallido de un mal día en Wall Street. Cuando la emoción se apodera de las operaciones y estas dejan de ser tranquilas y ordenadas, nacen los lunes negros.
¿Podría repetirse? Siempre es teóricamente posible que cunda el pánico. ¿Pero una caída del Dow del 22%? Menos probable. Al menos no en un solo día.
Tras la caída libre del lunes negro, la Bolsa de Nueva York instaló lo que se conoce como disyuntores, diseñados para detener las operaciones cuando las acciones caen demasiado rápido. Se trata de una pausa forzada para dar a los inversores la oportunidad de calmarse e interrumpir el pánico.
Luego del estallido de 1987, las ventas rebotaron por todo el mundo, pero de las cenizas del lunes negro surgieron los brotes verdes de lo que sería el mercado alcista más largo y fuerte de la historia de Estados Unidos.
El 19 de octubre de 1987 fue el día de la mayor caída del Dow en términos porcentuales, aunque no en puntos: ese máximo lo ostenta el 16 de marzo de 2020, en los inicios de la pandemia de covid-19, cuando el Dow cayó 2.997 puntos (un 12,9%). El S&P 500 cayó un 12% ese día, la segunda peor caída de la historia.
Las referencias al lunes negro han aumentado este lunes, cuando las acciones japonesas sufrieron la mayor caída diaria de su historia, a medida que que los temores sobre una desaceleración económica en Estados Unidos enviaron ondas de choque a los mercados globales.